Augustinian Symbolism in Pope Leo XIV's Coat of Arms
Pope Leo XIV officially presented his papal coat of arms this May, offering a theological and pastoral vision grounded deeply in his Catholic faith — and his years of formation and service as an Augustinian.
Alongside the traditional keys of Peter and episcopal miter, Pope Leo’s coat of arms features the burning, pierced heart that comprises the Augustinian emblem. Its inclusion affirms yet again that Augustinian teachings and spirituality will serve as an important guide during his pontificate.
The burning heart expresses Augustine’s encounter with and longing for God. As he so beautifully put it in his Confessions almost two millennia ago: Sagittaveras tu cor meum charitate tua (“You pierced my heart with your love”). By integrating the Augustinian heart into his seal, Pope Leo proclaims that the Church is called not only to doctrinal clarity (as indicated by the book upon which the heart rests) but also to unity in Christ and witness of his passionate, merciful love.
The coat of arms also features a silver fleur-de-lis on a blue background, which evokes “the heights of the heavens and is distinguished by its Marian significance, with the lily appearing as the classic symbol of the Blessed Virgin Mary,” according to Fr. Antonio Pompili, Vice President of the Italian Heraldic-Genealogical Institute. His chosen motto, in illo uno unum (“In the One, we are one”), which is inscribed at the bottom of the seal, echoes the Augustinian pillar of unity.
These additions place the pope’s Augustinian emphasis within the broader context of his devotion to Our Lady and his hope that the Church may stand as a beacon of unity and peace in a troubled world.
By embracing the papal heraldic tradition with Augustinian clarity and warmth, Pope Leo XIV invites the Church to walk together in the light of truth towards the love of Christ.
His coat of arms is a symbolic call to live out a spirituality of communion, where restless hearts find their fulfillment in Christ and in service to one another.
El papa León XIV presentó oficialmente su escudo de armas papal este mes de mayo ofreciendo una visión teológica y pastoral arraigada profundamente en su fe católica y sus años de formación y servicio como agustino.
Junto a las tradicionales llaves de Pedro y la mitra episcopal, el escudo del papa León XIV presenta el corazón ardiente y traspasado que constituye el emblema agustino. Su inclusión reafirma una vez más que las enseñanzas y la espiritualidad agustinas servirán de guía importante durante su pontificado. El corazón ardiente expresa el encuentro y el anhelo de Agustín por Dios. Como él mismo expresó tan bellamente en sus Confesiones hace casi dos milenios: Sagittaveras tu cor meum charitate tua («Tú traspasaste mi corazón con tu amor»). Al integrar el corazón agustiniano en su sello, el papa León proclama que la Iglesia está llamada no solo a la claridad doctrinal ( como indica el libro sobre el que descansa el corazón), sino también a la unidad en Cristo y al testimonio de su amor apasionado y misericordioso.
El escudo también presenta una fleur-de-lis plateada sobre fondo azul, que evoca «las alturas de los cielos y se distingue por su significado mariano, ya que la azucena aparece como el símbolo clásico de la Santísima Virgen María», según el padre Antonio Pompili, vicepresidente del Instituto Heraldigo-Genealogico italiano.
El lema que ha elegido, in illo uno unum ( «En el Uno, somos uno»), inscrito en la parte inferior del sello, se hace eco del pilar agustiniano de la unidad.
Al abrazar la tradición heráldica papal con claridad y calidez agustinianas, el papa León XIV invita a la iglesia a caminar juntos a la luz de la verdad hacia el amor de Cristo.
Su escudo de armas es una llamada simbólica a vivir una espiritualidad de comunión, donde los corazones inquietos encuentran su plenitud en Cristo y en el servicio mutuo.