Merry Christmas from the Midwest Augustinians
/On behalf of the Midwest Province of Our Mother of Good Counsel, it is my honor to wish you Merry Christmas, dear friends. As we gather together in the warmth of this festive season, I am filled with joy and gratitude for the opportunity to share a message of hope and unity with each one of you.
St. Augustine once said, "Unity in essentials, liberty in non-essentials, and in all things, charity."
Let us reflect upon the profound wisdom of these words, words that can guide us during this special time. Christmas is a time when we come together, transcending our differences, to celebrate the birth of Christ – the ultimate representative of love and unity.
The world may present us with challenges, but in the light of Christmas, let us remember that our shared humanity unites us all.
St. Augustine teaches us that true unity comes not from uniformity, but from embracing the diversity that makes us unique individuals, with special gifts to share. It is in our shared values, love, and compassion that we find the essence of Christmas.
As we light our homes and hearts with the glow of Christmas lights, let us also ignite the flame of hope within us. In the midst of uncertainties, let the light of Christ guide us towards a future filled with peace and goodwill.
This Christmas, I pray that we can all be instruments of peace. Just as St. Augustine believed, "Peace is the tranquility of order," let us strive to bring order to our hearts, our homes, and our world. Extend a hand of friendship to those in need, share the warmth of love with those who feel alone, and be the peacemakers that the world so desperately craves.
In closing, I wish you all a Christmas filled with the boundless love of God, the joy of togetherness, and the peace that surpasses all understanding. May the spirit of Christmas dwell in your hearts today and throughout the coming year. Merry Christmas to you and your loved ones. God bless you.
En nombre de la Provincia del Medio Oeste de Nuestra Madre del Buen Consejo, es un honor para mí desearles una Feliz Navidad, queridos amigos. Mientras nos reunimos en la calidez de esta temporada festiva, estoy lleno de alegría y gratitud por la oportunidad de compartir un mensaje de esperanza y unidad con cada uno de ustedes.
San Agustín dijo una vez: «En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad».
Reflexionemos sobre la profunda sabiduría de estas palabras, palabras que pueden guiarnos durante este tiempo tan especial. La Navidad es una época en la que nos reunimos, trascendiendo nuestras diferencias, para celebrar el nacimiento de Cristo, el representante máximo del amor y la unidad.
El mundo puede presentarnos desafíos, pero en la luz de la Navidad, recordemos que la humanidad que compartimos nos une a todos.
San Agustín nos enseña que la verdadera unidad no proviene de la uniformidad, sino del abarcar la diversidad que nos convierte en personas únicas, con dones especiales para compartir. La esencia de la Navidad la encontramos en nuestros valores compartidos, el amor y la compasión.
Mientras iluminamos nuestros hogares y corazones con el brillo de las luces navideñas, encendamos también la llama de la esperanza entre nosotros. En medio de las incertidumbres, que la luz de Cristo nos guíe hacia un futuro lleno de paz y buena voluntad.
Esta Navidad, oro para que todos podamos ser instrumentos de paz. Tal como creía San Agustín, «La paz es la tranquilidad del orden». Esforcémonos por poner orden en nuestros corazones, nuestros hogares y nuestro mundo. Extender una mano de amistad a los necesitados, compartir el calor del amor con los que se sienten solos y ser los pacificadores que el mundo tanto anhela.
Para terminar, les deseo a todos una Navidad llena del amor ilimitado de Dios, la alegría de la unión y la paz que sobrepasa todo entendimiento. Que el espíritu de la Navidad habite hoy en sus corazones y durante todo el año que viene. Feliz Navidad para ustedes y sus seres queridos. Dios los bendiga.
